Éste texto, escrito ya hace más de uno o dos años, viene a cuento de que estoy conociendo a mucha gente. Salió el tema de conversación y quedé sorprendidísima de que todos ellos dijesen consumir siempre agua embotellada. ¡Parece ser más habitual de lo que yo había imaginado! Y sin embargo la calidad del agua de las zonas donde viven, a mí me parece que es buena.
En 1993, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró Día Mundial del Agua el 22 de marzo. Nos quieren recordar que entre todos debemos conservar y desarrollar nuestros recursos hídricos, ya que en muchos lugares del mundo hay escasez de agua potable o la que hay está contaminada debido a la actividad humana y beberla acarrea multitud de enfermedades y muertes.
Pero aún podemos ahondar más en el tema: ya son dos mil millones de personas las que sufren escasez de agua, y se puede razonar que este número irá en crescendo ya que mientras durante el siglo XX se triplicó la población mundial, el consumo humano de agua se multiplicó por siete mientras las reservas de agua dulce y potable no paran de disminuir. Es el momento de recordar que el agua no es algo de lo que los seres humanos podamos apropiarnos, ya que miles de ecosistemas se nutren de ella, luego una buena gestión del agua no se limita a plantar desalinizadoras y venderla en botellas multiplicando el consumo energético, los residuos generados y el precio de algo que debería encontrarse libremente en la naturaleza.
Se recoja o no en los Objetivos del Milenio, el agua es uno de los derechos fundamentales que tenemos todos los seres vivos. Nada ni nadie puede vivir sin ella, y la dificultad a su acceso disminuye enormemente la calidad de vida y retrasa el desarrollo de las comunidades que tienen que afrontarlo. Esta dificultad puede venir derivada de la ausencia natural de agua en la zona o de la apropiación indebida del agua. Cuando hablo de apropiación indebida no me refiero sólo a quien la utiliza para regar cultivos, o fabricar cosas, que en el mejor de los casos la está comprando a un gobierno, sino también a quien está haciendo un uso de ella que imposibilita su utilización por los demás, contaminándola, por ejemplo, y transfiriendo así el problema de su limpieza a la esfera pública.
Económicamente el agua es una materia prima muy importante. Si la industria del agua obtiene ganancias del 244% en Estados Unidos y actualmente hay 35 conflictos desatados en torno a este recurso natural, podría parecer que hablamos de petróleo, en lugar de de este modesto elemento. Se debe a que aunque la energía del agua no se obtenga quemándola, es necesaria para fabricar cualquier producto que tenemos. Sólo para hacer una taza de café, por ejemplo, se han consumido 140 litros de agua, y para hacer una hamburguesa 6.800. Lo curioso es, sin embargo, que pese a las fuertes sumas de dinero que debemos invertir para distribuirla y limpiarla, estamos moralmente obligados a mantener un precio bajo, accesible para todas las personas y gratis para las cosas que no son personas pero como nosotros viven de ella.
Lo que deberíamos recordar, es que como ingenieros tenemos la posibilidad de acercar el agua a la gente y a depurar el agua contaminada debido al uso, ambas actividades que consumen dinero pero que nunca debe trascender sobre el precio del agua, cuyo valor para la vida en la tierra es tan grande que debería estar por encima de estas nimiedades. Es por eso, creo yo, que nos piden que aunque aquí caiga del cielo, la consumamos con responsabilidad.
08 agosto 2010
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